domingo, 4 de febrero de 2007

Visión subjetiva

Una vez más, mientras todos vosotros discutíais con la almohada si debíais pagar la hipoteca o no, yo pasaba un rato hueco y estúpido en un bar.
Allí, mientras elaboraba absurdas soluciones a la pregunta "¿que significará lo que no sabemos que dice la camiseta del guitarrista del grupo este?", he imaginado una cara. Una cara que era hueca, que no expresaba nada.
Podría ser yo. O lo que me imagino mirándome al salir de una exposición.
No es que me las dé de tipo intelectual, ni que me atreva a decir que soy un poco más lúcido que la mayoría. Me refiero tan solo a que yo he tocado cosas que nunca creí me dieran tamaña sensación.
Toqué esculturas y cuadros de Miró de la época que yo llamo de lente de aumentos.
Cuando leía sobre la fuerza que te podía transmitir un algo yo siempre había reído. A carcajadas. Ahora ya no. Simplemente ahora intento tocar las cosas como toqué aquellas.
Tan solo con un par de mujeres he sentido algo así.
Ahora, años después, el mero hecho de oír a algún indocumentado hablar de arte me hace abrir las orejas (aunque luego me cierre en banda...) a la estulticia y a la tontería supina. Nunca nadie me convencerá de que alguien incapaz de dibujar una fotografía puede conseguir dar su propia imagen.
Lo siento. Soy un prorealista. Sólo quiero que alguien me demuestre que es capaz de dominar su propia técnica como para reflejar para que luego, si quiere darle siete vueltas al espejo y entrar por la parte de detrás, me tenga rendido. Lo sé, mi imagen no hace creer lo que soy, pero lo importante es dominar tu técnica de expresión para poder hacerla ir hacia donde quieras.
Control, dominio, excelencia como camino hacia el absurdo, el surrealismo, el laissez faire...
Y si en nuestro próximo aniversario no tenemos nada que decirnos no me importa.
He estado pensando en lo que significa el paso del tiempo, y la verdad es que sólo he llegado a una conclusión: si no estás a mi lado tampoco me importa demasiado. Podrías ahora llamarme hueco, pobre de espíritu, pero creo que he demostrado en muchas ocasiones que ese no soy yo. Una de mis máximas ilusiones en la vida, triste y aburrida pero vida, es conocer cosas. Quizá no llegue a ser un maestro en ninguna, ni siquiera a poder defenderme en una conversación sobre ningún tema, pero necesito novedad. Literatura rusa, Chillida, cine japonés, pornografía amateur, siempre algo ocupa mi mente...

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