domingo, 28 de enero de 2007

Sobreviviendo al horror

Procesionarias de humanos encorbatados
me rodean a diario en mi deambular.
la estupidez se repite durante generaciones
mientras pequeños cachorros de hombre
se ven condenados a sobrevivir
con el peso de la damocleica espada de un apelativo,
que su progenie no ha usado nunca,
por el esnobismo televisivo y estupido
de dos orangutanes fornicadores sin cerebro.
Pobre Niove, pobre Aitor Donovan, pobre Alexia...
Sueños absurdos y repetitivos cuyos finales
cambian a medida que me adentro en ellos.
Nunca el mismo final, siempre la misma sensación.
Moribundas sociedades desaparecen bajo mis pies
mientras intento no salpicarme
del barro que escupen las gentes
mientras sienten algo de miego y asco en las vegas.
Mientras yo me pregunto diez cosas
que podría hacer si estoy muerto en denver.

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